Mientras que algunas personas sufren fobia y miedo a las abejas, otras recurren a estas para aliviar enfermedades musculares y de las articulaciones, enfermedades autoinmunes y depresoras del sistema inmunológico, Juan Ramón Souza es uno de ellos.

En el año 2012 le detectaron esclerosis múltiple, además sufre artrosis, gota y asma. En el 2014 además le descubrieron cáncer de piel en un muslo y fue operado de carcinoma epidermoide, además de sufrir de insomnio crónico desde pequeño y múltiples lesiones oseas y ligamentosas.

Estos diagnósticos llevaron a Souza a recurrir a una terapia alternativa: La apiterapia, que consiste en utilizar picaduras de abejas para curarse, puede parecer una conducta extraña, pero esta terapia natural es muy eficaz para tratar muchas dolencias. La terapia consiste en que la picadura de las abejas produce una inflamación que estimula la respuesta del sistema inmunológico del cuerpo para proceder con la desinflamación.


Juan Ramón Souza realiza captura de enjambres y cosecha miel en la ciudad de La Plata.
Juan Ramón Souza, de 54 años, contó a El Agrario su historia: “Con mucho temor comencé aplicarme abejas en zonas de dolor, provocando picaduras y al poco tiempo comencé a sentir mejoras y cambios en mi salud, su veneno, la apitoxina, me resulta sanador”.


¿Pero que es la apitoxina? Se trata del veneno de la abeja hembra adulta, presente en su aguijón. Funciona como remedio natural, antiinflamatorio, analgésico, antibiótico, cicatrizante, depurativo, vasodilatador, antidepresivo, regenerador celular, etc.

Es a través de esta búsqueda “de medicinas alternativas”, que Juan se involucra con la apicultura y comienza a interesarse en “este mundo maravilloso, donde todo es orden y trabajo compartido".

Cuando te pica el bichito de la abeja nunca volverás a ser el mismo, es una profesión que reclama mucha inversión y trabajo. Los resultados no se ven de inmediato, la producción es a largo plazo, se requiere alimentar en épocas de escases de alimentos, medicación para prevenir enfermedades y seguimiento de las mismas durante el invierno, sin olvidar que los meses de mayor trabajo son en verano”,  detalló el apicultor de Villa Elisa en relación al minucioso trabajo que implica el cuidado de las abejas que luego utiliza para su terapia.

La apiterapia se remonta a tiempos históricos: Hipócrates, el padre de medicina, usó  abejas pulverizadas  y  aguijones de abejas en sus prácticas médicas; Carlomagno, por su parte, se picaba a sí mismo con abejas para tratar sus dolencias articulares.


La apiterapia es una terapia natural que consiste en el empleo de los productos de las abejas – del veneno que inoculan a través de su aguijón, la apitoxina– para mejorar la salud, y aliviar el dolor y los síntomas de iversas enfermedades.


En relación a la apiteria en la actualidad, Souza destacó que:"Las mejores universidades de USA reciben cuantiosos presupuestos para seguir investigando los beneficios de la apitoxina para curar enfermedades”.

El avance de este tratamiento alternativo tiene como desafío revertir la destrucción del hábitat natural de las abejas el cual “es cada vez más reducido por la expansión de la agricultura y los monocultivos”, destacó Juan Ramón Souza. Además, expresó su preocupación respecto a una posible extinción de las abejas: "Sin la abeja la existencia del humano sobre la tierra se ve muy comprometida".

Como prueba de su interés por la preservación de las abejas, Souza rescata enjambres en distintos barrios de la ciudad platense :"Desde el año 2018 me dediqué a capturar enjambres silvestres en la vía pública, barrios privados, y casas  de la ciudad de La Plata y alrededores, evitado que las exterminen por no comprenderlas en su totalidad. Vale la pena el esfuerzo, cuesta entender el mecanismo de las abejas y conocer sus necesidades, pero hay que reconocer que la apicultura, es un desafío hermoso”, concluyó el apicultor que ambiciona con convertir el rescate de  enjambres en un servicio para la comunidad.

A partir de la frustrante búsqueda de alivio de sus dolores con la medicina tradicional, Souza se encontró con la apiterapia, y su incuestionable pasión por las abejas.